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El primer reloj
suena medio segundo
antes -o después-
que el segundo reloj.
(para colmo, la lluvia
en el techo.)
¡ay! ¡cómo pasó media hora
y medio segundo
y el café se terminó
y el sol soñante se fue apagando, un poco.
y siguen los gritos negros
brotando de las paredes!
y una lágrima mancha
la ropa que quiero
sacarme
y los versos
del jardín eterno
en el que quiero morir todos los días. y nacer, un poco.
Tanto silencio
es tanto castigo
ahora que los gritos quieren cantar.
Que no me descubran.
El frío y la noche
del fondo del mar.
Se me revuelve el estómago
como en un barco
pero estoy en casa.
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1 comentario:
Sostengo que es de la melancolía de donde salen los escritos más bellos.
aunque recien en la felicida, aprendamos a apreciarlos
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