viernes, 20 de febrero de 2009

En la casa había un tigre (escrito con tinta invisible)

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En la casa había un tigre. No es que no nos lo esperáramos, pero estaba. Que no le parezca una idiotez, lector singular: las cosas no son las mismas cosas cuando se anda esperando que comiencen que cuando se espera que por fin acaben. Hay quien dice, o hubo quien dijo, incluso, que las cosas nunca son las mismas cosas. Alguien lo dijo o, en el peor de los casos, alguien lo hará sin duda. Piénselo, si no. Había un tigre en mi casa. Hoy hubo un tigre en mi casa y la página que ayer leía (no por el contenido en sí mismo, mas sí por la propia maldita página que me persigue) hablaba de un tigre y también de una casa y de lo que significa tener una casa, soñar con un tigre, escribir una página en un sueño dorado. Hoy hace mucho que yo ya no tengo, sueños dorados.
Perdón si me pierdo y retomo y me vuelvo a perder; son cosas que pasan, y a mi edad con grave evidencia. En fin: gracia de la literatura escrita (instantánea hecha de letras) que nos permite sobrellevar con un punto y aparte algunos desvaríos que nos ganaron. ¡Yo me esperaba un tigre en la casa pero no de este modo! No sé demasiado cómo, todavía. Creo que fue cuestión de horarios. Al tigre lo esperaría por la mañana, yo, unos minutos antes de servir el desayuno; a las nueve, más, menos. Pero no solamente se apareció antes de tiempo (¡y vaya ahora uno a saber cuánto antes de todo lo antes que lo descubrimos!) sino que tuvo el coraje de despertarme. Creería que nosotros, narrador uno en representación del par que me revisa luego las faltas en la ortografía, éramos su huésped, y no él el nuestro. Me inquieta. Me inquieta porque no sé hasta dónde llegaremos con esto. Hoy el tigre se ha ido, pero quién sabe las cosas que puede una leer mañana o en dos años. Yo, entiéndame, no regulo la cantidad de obras que se producen en este país (ni muchísimo menos en el mundo), y créame que lo siento.

Perdón. Sé que esto va para concurso y que debería guardar ciertas formalidades, pero dudo bastante que lo esté sabiendo bien. De hecho (intimidad que le confieso a usted lector), las veces que empiezo haciendo las cosas bien me invade una inseguridad, casi la certeza de que ciertos arranques del alma no deben pasarse por alto. Así es que, de tanto pedirle disculpas, lo aviso sobre que puede dejar de leerme, en serio, cuando le plazca. Solamente no me lo diga, y yo sabré inventarme alguna explicación de mi derrota, que no será la primera vez. El tiempo me lo ha enseñado, pues.

Como venía diciendo, me despertó el tigre durante el sueño. De más está decir, por supuesto, que ya no me hallaba tan dentro del sueño como de este todo insoportable que es la vigilia cuando se está despierta. Digamos que andaba cruzando y el tigre me dio el empujón. La casa nuestra está mucho más fría que antes de noche, ahora que no vienen los chicos más que los fines de semana y alguna excepción. Yo, cuando leía para ellos, pasaba por alto los números de las páginas, y ahora con todas mis buenas páginas sobre la espalda he aprendido a sospechar allí la causa de males pasados, pisados y todo eso.

Seria y sinceramente repito que lo del cuento del tigre (como para una estafa) se me vino a la cabeza en el mismo momento en que desperté y supe que había aparecido el tigre en nuestra casa. La idea es fantástica, no me dirá usted que no. El problema está en escribir el cuento.

jueves, 19 de febrero de 2009

buen remedio (canción)

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Estoy fingiendo, estoy todavía despierto.
Hacé como si supieras que me hice (un poco) el boludo sólo para verte.
No te preocupes, yo espero el momento correcto
para descifrar con la mirada lo que siento en todo el cuerpo.

Este día se termina para mí.
¿qué mejor que un poco de ocio antes de quedar servido para vos?

Fue un buen remedio: hace un año estoy enloqueciendo;
tengo ciertas sensaciones que pensaba que no me eran propias.
Mostrá los dientes, me gusta tu lado imperfecto.
(Vos pensás que en realidad puedo ver mucho más allá de lo que cuento.)

Y la vida, como en un papel de armar,
va quemándose despacio, perfumada nos avisa que algo va a pasar.

(Va la sangre corriendo por mi interior, y mi pulso se acelera, se dilatan mis pupilas, nuestra histeria se hace polvo, se me corta la respiración.)

miércoles, 18 de febrero de 2009

desvaríos

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no te das cuenta
estoy más loco de lo que parezco
es que actúo todo el tiempo

donde estoy trato de ser bien
siempre sé de todos modos
dónde quiero estar

y si me dejo caer
es porque me gusta así

dormir en el suelo me encanta

pero estar despierto y caminar hasta el suelo
(si sé que llego)
también

domingo, 15 de febrero de 2009

viernes 11 de abril de 2008

Esperando nacer
-------------------------------------------------------------------------------------belleza, extraña belleza
de las polleras bailando
a un lado, al otro,
con cada saltito que es como un paso.

extraña, extraña belleza
la vida de sala de espera
y en un vértigo
poder espiar
de repente
de a poquito
todo lo que se podría y no se puede

y es saberlo
belleza, belleza extraña
ser tan flaco que poder
pasar por entre la jaula
y verme, qué desperdicio,
perdiendo el tiempo
llorando solo

belleza, triste y extraña
ser tan sumiso
y por no quebrar ese laberinto
dudar entonces de migomismo


Pensaba en la sala de espera que nos apresa, en la demora que le imponemos a ciertos actos que desesperan cuando tan claros se nos presentan y nos escapan, y acabé pensando en que yo al dormirme acaso dejaba muy transparente que no quería, en el fondo, nunca quería

martes, 3 de febrero de 2009

Nocturno 01 (pieza clásica)

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Quiero escribir. Siento que te lo debo.
Espero aún estar a tiempo.
Quiero gritar lo que callé,
lo que lloré, lo que no pude ver
cuando no estabas bien.

Perdóname. Sé que siempre lo pido,
pero sabés que siento lo que digo.
Quiero escuchar tu risa al despertar,
sentir tu voz, tus besos al llegar
al final de alguna canción.

Quiero mirar, cuando me desespere,
mirarte y desvanecerme
hacia un lugar donde cada canción
me muestre en mí lo que yo admiro en vos,
y seamos uno los dos.

Y así perder cada uno de mis pelos
y junto a vos ponerme viejo,
y que mi voz, mi fuego al despertar,
mi devoción por lo que me enseñás
te hagan ver que soy yo.